¿INUTIL ESPERA?

Ella supo esperar, hacía años que lo esperaba.

Ocho años antes, Valeria y Fermín se encontraron en un momento en el que ninguno, ella más joven e inexperta, él más experimentado, supo mantener la relación más allá de lo esperado. A pesar de una fuerte pasión que los abrazó a partir de aquel momento tan recordado por ella cuando, con un chinche él pasó por detrás de ella y le pinchó la mano. Supo ella inmediatamente que aquella sería una gran historia de amor y pasión, que aquel primer encuentro marcaría la sucesión de unos eventos que dejarían una huella indeleble en su corazón.

Así fue. Todo ocurrió con una velocidad desgarradora, la juventud de los dos y sus ansias de amarse no tenían idea del tiempo ni del espacio, él se entregó por completo, lo dio todo; ella, a pesar de que su corazón latía desbocado, tuvo sus reservas. Tuvo miedo de aquello que estaba sintiendo porque nunca antes le había ocurrido. Era menor, su familia era muy conservadora y no estarían dispuestos a aceptar una situación como aquella. La moralidad y las reglas sociales dieron un golpe mortal a aquella pasión.

A pesar de aquel amor ensordecedor, abrazante, con él dispuesto a casi cualquier cosa por ella y con una fuerza que lo superaba en tamaño, cuando la situación amenazó con resquebrajar la débil situación de ella y de romper con las conservadoras reglas impuestas por su hogar, ella, presa del desasosiego, enferma de ese amor que sentia prohibido y bajo la más absoluta inconsciencia, decidió poner punto final a aquel idilio con que tanto había soñado desde su adolescencia. Un príncipe azul perfecto que la ADORABA.

Él casi enloquece, sus lágrimas por ella no lo abandonaban, soñaba de noche con ella y la pensaba ferozmente. Enfermó de amor, pero nunca doblegó su ego. No llamó.

Ella por su parte, también inmersa en una realidad patética y frágil prefirió esperar a que aquel amor se fuera marchitando con el tiempo, que se fuera extinguiendo sólo y tampoco llamó.

Cuando todavía estaban juntos compartieron momentos sublimes, ella deseaba hacerlo conocer a todas sus amigas y con él se presentaba en cuanto festín había. En uno de esos festines ella le presentó a su “mejor amiga”: Samanta.

Cuando apenas había pasado una semana de la conversación que había terminado con la joven relación de Valeria y Fermín, Samanta, que había quedado “gratamente impactada” con él se acercó.

El desamor, la rabia y la necesidad de cariño empujaron a Fermín a sucumbir a los encantos y buenos oficios de Samanta, con quién inició una relación formal que se extendió por largos años.

Con el tiempo, Valeria se casó y después se divorció y poco a poco aprendió a superar aquello que de primer momento calificó como traición, pero que no tenía como sostenerlo por haber sido ella la que decidiera dar fin a su relación con Fermín. Con lentitud fue sacando de su corazón a quien encendió una llamarada de pasión que dejó grandes cicatrices en todo su ser. Perdonó de corazón a su amiga y ya lo consideraba a él como un “amigo”. Incluso vivió las incontables oportunidades en las que ambos tuvieron desavenencias y en su momento llegó a consolar a cada uno por su lado.

En una de esas crisis, Fermín, quien decía estar cansado de aquella situación junto a Samanta y ella que no soportaba la vida que aquél le daba, decidieron separarse largo tiempo y ya no volver jamás. Valeria, ahora en su afán de ayudar a sus “amigos” decidió intervenir aconsejando a cada uno de su lado. Fermín la contactó para un encuentro en el que pretendía explicarle las razones para su ruptura y pedirle su consejo.

Dicho encuentro se dio. A solas. Ella apenas lo vio allí parado el día señalado tuvo como una especie de “Dejá vu” que la trasladó a los momentos más ardientes de su breve relación con él. Él por su parte, al verla, desesperado, con el corazón lastimado y nuevamente solitario revivió los mismos momentos. El saludo lo dijo todo. Apenas se tocaron, sus pieles clamaron por una caricia, muchas caricias… un beso, muchos besos… amor, mucho amor.

Conversaron muy poco, ella desencajada, él frenético. Años de espera se veían ahora prontos a ser saciados. Valeria vio en esta, una oportunidad para reparar lo que había hecho en el pasado y de decir las cosas que no dijo, de hacer las cosas que se había cohibido de hacer, de amarlo como siempre había querido, de explicarle que ella no había tenido oportunidad de recapitular en su locura aquella primera vez y que no había podido tocar la puerta nuevamente, porque él, presa del desamor y la rabia se había entregado a su mejor amiga.

Consumaron su amor esa noche con la fuerza de aquella primera vez, encendiendo en Valeria un fuego que sabía extinto hacía un par de años cuando se había divorciado. Ahora la llamarada parecía haber aumentado su fuerza… Se sintió dichosa, amada, como si la vida le estuviera devolviendo el amor que ella misma había decidido sacrificar hacía ya ocho años.

Ellos se despidieron la mañana siguiente después de una noche voraz con la promesa de verse esa semana. Los abrazos, los besos, las caricias y la pasión nuevamente tatuada en la piel. La promesa de amor eterno y de darse una nueva oportunidad para ser felices uno al lado del otro quedó en aquel cuarto de hotel... No volvieron a verse.

Valeria recibió una llamada de su amiga Samanta dos días más tarde y en principio no supo qué decir ni qué hacer, pero se atrevió a contestarla. Al otro lado su amiga, con un tono de euforia desconocido hasta entonces para la primera le contaba: “Ay amiga, sabes que tuve otra de mis crisis con Fermín, pero gracias a Dios las cosas se arreglaron. Te agradezco mucho tu ayuda. Las cosas entre él y yo YA están bien. Sólo quería agradecerte lo que has hecho por nosotros”.

Fermín jamás llamó.
Zadir Correa

4 comentarios:

Unknown dijo...

Te felicito pana, me gusto... un final "no rosa" será que escribirás novelas para radio???
Un gran abrazo y el mayor de los éxitos !!!

Louelia Madero dijo...

No se cual seria la etiqueta o nombre adecuado al tipo de historia, que he leido, porque no tengo conociimento o formacion literaria... Es muy urbana, muy real con sus toques de novela, pero que ciertamente, es una historia común entre las historias que hemos vivido bien sea de forma personal ó de muy cerca... Cuantas Valeria, Samantas o Fermin, hay?; diria que muchos!... A veces, no nos percatamos, de que vivimos en "Triangulos", con grados diferentes segun las ralaciones jejeje... la pregunta seria para cada quien o que me he preguntado, "¿quien o que, hace la base de tu triangulo?" y "¿cual es el eje?"...
Creo mucho en la escritura, sea la forma que sea, el estilo que sea, la intención que sea.. porque el ACTO DE ESCRIBIR ES LA BASE DE TODO!... NO existe NADA, sin texto alguno...
Una de mis pasiones en la vida, es, escribir!... Por lo cual, Respeto Valoro y Aplaudo; a quienes comparten sus historia o su imagiacion en letras, y mas, cuando la firman con sus nombres reales...
Espero seguirte leyendo, estoy segura que seran historias de toda indole :)...
Exitos! y que sea el inicio de muchas metas deseadas!... BESOS!!!

Louelia Madero dijo...

Como critica, la cual no se que tan cierta sea, solo la hare segun la forma con que narrates... seria, que en el texto, a veces las frases se cortan de forma "ruda" o con ese algo delicado, que en algunas historias, y mas de este tipo, a veces son gratas...creo que es un asunto de forma y no de fondo. Ademas, poco a poco, se van acoplando las lineas ;)

Zadir Correa "El Zeta" dijo...

Gracias por sus comentarios. Seguiré escribiendo cosas en ese estilo. Novela para radio?, no creo!! Saludos y muchas gracias por estar!