شكرا

Ya no sé si la amo. En mi corazón guardo un sentimiento hermoso de cariño, de admiración y de respeto hacia ella que me impide verla demasiado lejos, pero ya no siento que me pertenezca. Parece que formase parte de mi vida hace miles de años, pero hurgando dentro de mi corazón, escarbando en ese intrincado mundo de emociones que todos tenemos, no consigo ubicar la palabra AMOR.

Ella significó mucho para mí en el pasado remoto y también en el pasado reciente, recuerdo con mucho cariño los momentos donde furtivamente y con la mayor inocencia de nuestros años mozos nos regalábamos palabras de amor, nos decíamos que todo estaría bien, nos prometíamos amor eterno. Todo está allí y forma parte de nuestra historia común, el detalle es que parece haberse quedado en algún punto del pasado.

Es una historia que se me antoja remota, casi extinta, como impersonal, como si perteneciera a otra pareja, a otra dimensión… a otro mundo. Pero resulta que sólo han pasado seis meses.

No entiendo como todo ese sentimiento en algún momento escapó de mi alma donde se encontraba alojado hacía años. Recuerdo con claridad las promesas que hice, los sueños que dibujamos despiertos los dos, la vida que minuciosamente estábamos planeando para nuestros años venideros, nuestros hijos, nuestro jardín, nuestras mascotas, todo me parece ahora muy lejano.

Tiene que existir alguna explicación lógica. Yo no la sé. Trato de buscar una justificación a lo que sucedió y no logro dar con ella, parece escabullirse de mis manos… cada vez que me acerco, ella huye más lejos.

Sé que ella sufre, ella en su alma tiene alojado ese germen que a mí se me escapó hace rato. Cuando traté de explicárselo ella no lo entendió. Me atacó y me dijo que la había engañado, que todo aquello que planificamos juntos era una vil mentira y que eso no se le hacía a nadie. En los meses siguientes a la ruptura me atacó de distintas maneras, me mandó mensajes, correos, indirectas para que sintiera que ella estaba mal.

Luego trató de bajar la guardia y de que conversáramos. Yo le dije que si me atacaba me iba más lejos, que no era mi culpa, que era involuntario. Algo dentro de mí huía de ella cada vez que se transformaba en ese ser orgulloso, prepotente y que siempre pretendía tener la razón. Le di mis argumentos, le expliqué que no entendía por qué, pero mi amor ya no era el mismo, había cambiado, esa fuerza monstruosa que me había unido a ella indefectiblemente ya no estaba y yo no tenía la explicación en mis manos, ni en mi cabeza, ni en ninguna parte.

Pero ella no se detuvo, siguió enviándome mensajes hirientes, acusándome de falso. Se encargó de ponerme como el malo del cuento, cuando yo siempre fui honesto. NO SABÍA POR QUÉ MI AMOR NO ESTABA MÁS. Era mi única verdad, una verdad que le hacía mucho daño a ella, pero que a mí mismo me tenía consternado. Por eso le pedí un tiempo, un tiempo para evaluar lo que estaba sucediendo, un tiempo para pensar de nuevo desde el principio las causas y consecuencias de eso que sucedía en mi interior y que ella no entendía (yo tampoco lo entendía), un tiempo para recuperar mi amor herido…

Pero ella no me lo dio. Me acusó de tener otra mujer, de que lo que quería era divertirme con ella, asomó la idea de que yo solo la usé durante el tiempo que estuvimos juntos y además escribió un día en su perfil de una red social que finalmente se había deshecho de la BASURA en su vida, que yo no la MERECÍA… y eso me terminó de alejar. Debo confesar que lloré por eso, que me sentí morir porque estaba viendo derrumbarse nuestra vida hermosa a mí alrededor y me sentía sin herramientas para recuperarla. 

Estoy seguro que ella sufrió más… incluso sé que todavía sufre. Yo no tengo ganas de iniciar nada nuevo todavía. Parece que desconfío de todos, que dejé de creer en el amor, cosa que no debería ser. Recuerdo una oportunidad en la que ella me dijo “ama como si nunca te hubiesen herido”, como dándome pie a iniciar una nueva vida. Pero en este momento no lo deseo. Quiero estar solo con mis pensamientos, mis preocupaciones, mis hijos, mi vida.

Después de todo este tiempo desde que nos separamos, de todas las heridas que me causó con su verbo encendido, con su manera descontrolada de no permitirse ver mi punto de vista, de no comprender lo que sucedía dentro de mí, ella volvió. Ahora me manda mensajes con palabras escogidas, trata de reconquistar una situación que no tiene vuelta atrás y dice que me da chance de rectificar… que me lo piense de nuevo, que ella se arrepiente de todo eso que dijo, que actuó bajo la rabia como un ser básico, que eso lo haría cualquiera, que después de sufrir todos estos meses tratando de olvidarme y de detestarme u odiarme, ella notó que no lo lograría nunca y que su amor seguía intacto. Me dijo que su amor por mí no tiene límites y que piensa que si después de todo este sufrimiento, su amor sigue vivo, entonces puede que seamos almas gemelas, que si no es ahora, en algún momento volveremos a estar juntos.

No es fácil, para nada fácil despertar una llama cuando buscas algún resto y se han ido hasta las cenizas. Pero no lo descarto del todo. Ella dice que me ama como nunca nadie jamás lo ha hecho en mi vida, que jamás encontraré en mi futuro alguien que me ame con la fuerza con la que ella lo hace. Eso logra que se me erice la piel. Pienso en lo irónico que alguien te profese ese amor en tu cara y no tengas palabras ni acciones como responderle. Pero así es en este momento y no es mi culpa.

No quiero descartar nada, pero si en el futuro cercano, la llama de mi amor revive en mi corazón y la de ella sigue allí para mí, entonces me atreveré acercarme para volver a edificar una vida. Imagino que con nuevos retos, con nuevas expectativas, con nuevos bríos, con nuevos colores, con nuevas texturas y sabores. Sería un nuevo despertar o un redescubrir y definitivamente algo superior.

Tomando en cuenta todo ese amor que ella dice sentir por mí, aunque dicho amor sea inmerecido, aunque no haya hecho yo nada para ganármelo, aunque mi sentimiento hoy no quiera corresponder y aunque la barrera implacable del tiempo siga alejándome en lugar de acercarme, no puedo sino sentirme agradecido por ello. Sólo puedo decir: Gracias.

Zadir Correa

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